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4 de julio de 2020: Día Internacional de las Cooperativas “Las Cooperativas y la Acción por el Clima”

Hoy celebramos el Día Internacional de las Cooperativas de una forma diferente: el mundo vive una de las peores crisis de salud de la era contemporánea, provocada por la pandemia del COVID-19, de la cual se deriva una crisis económica (probablemente, la peor en la historia de América Latina), que indudablemente está afectando la calidad de vida de las personas, principalmente de las más vulnerables, y las que, en muchos casos, constituyen la base asociativa de las cooperativas.

Ahora bien, sin ánimos de restar importancia a la situación de crisis de salud que estamos viviendo, desde siempre, el mundo padece dos crisis que parecieran no tener solución, al menos en un mediano plazo, como eventualmente la tendrá la crisis sanitaria actual.  En primera instancia, nos referimos a la crisis de la desigualdad económica o desequilibrio de la distribución de riquezas, motivada por políticas públicas que no promueven o incentivan una oportunidad económica justa y por los conocidos actos de corrupción ?que ni en pandemia cesan? que socavan esas oportunidades.  Y la otra crisis, y con seguridad la más impactante, por los perjuicios que de ella se derivan, no solo para los que estamos hoy en este mundo, sino para las que nos sucederán en el futuro: la crisis climática. 

Si hubo o hay una enseñanza inmediata y evidenciable de la actual pandemia, fue el “alivio o respiro” que experimentaron los ecosistemas y la biodiversidad del planeta, por efectos de la restricción de movilidad humana y económica, decretadas en muchos países para controlar los contagios de la pandemia.  Con esto, debemos aprender que las acciones humanas o antropogénicas son la principal causa del cambio climático, el cual es concebido como la variación en la temperatura del clima, ocurrida durante un largo período de tiempo.  No obstante, no se debe pensar que debemos sacrificar calidad de vida y bienestar económico por protección ambiental o viceversa, sino más bien, que debe haber un equilibrio original entre medioambiente, sociedad y economía, es decir, debe haber un desarrollo sostenible.  Y es en este contexto de desarrollo sostenible, donde las cooperativas deben constituirse como un actor y promotor importante, bien sea, porque ese sería el alcance del principio cooperativo 7 o porque sus operaciones o inversiones deben generar resultados que deben ir más allá del solo beneficio económico del individuo que lo recibe.

El Objetivo de Desarrollo Sostenible 13 ?Acción por el Clima? promovido por las Naciones Unidas, pretende que se adopten medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos.  El cambio climático nos afecta a todos y el alcance de sus efectos puede incluso parecer “injusto”, ya que hay evidencias de que América Latina no es un contaminante importante o los gases de efecto invernadero que emite, no se comparan con los que se generan en otras latitudes, pero es una de las regiones que más se ha visto afectada por sus consecuencias, como los desastres naturales.

De acuerdo con el informe de “Pérdidas Económicas, Pobreza y Desastres 1998-2017” de CRED y UNDRR, en esos 20 años, las afectaciones de los desastres climáticos y geofísicos dejaron en el mundo 1,313 millones de personas muertas, 4,400 millones de personas heridas, desplazadas, sin hogar o que necesitaron asistencia de emergencia y US$2,908 millones en pérdidas económicas, de las cuales un 77% fueron por desastres de origen climático.

En cuanto al impacto de los desastres naturales, por región o país, en la décimo tercera edición del Informe de Riesgos Globales 2018 del Foro Económico Mundial se indica que entre los países que más riesgo corren en América Latina, todos están en Centroamérica.  En este informe, se analizan los riesgos de terremotos, tsunamis, ciclones, inundaciones y otros eventos naturales similares en 172 países ?incluida toda América Latina y el Caribe? y la capacidad de las naciones para enfrentarlos, responder rápidamente y ofrecer ayuda a sus poblaciones cuando estos ocurren.

Ya en este punto, debemos reflexionar sobre la forma en cómo las cooperativas pueden ser resilientes ante la crisis climática y cómo, deben fomentar un cambio real, por su incidencia en la calidad de vida de las personas y en los negocios que realizan.  Es en este contexto donde las cooperativas deben liderar los procesos de concienciación y transformación hacia una vida y modelos de negocios amigables con el ambiente y la sociedad.

¿Cómo pueden las cooperativas luchar contra el cambio climático?  Desarrollando las finanzas sostenibles, esto es, promover la ecoeficiencia institucional mediante el uso adecuado de recursos, materiales de trabajo y buen manejo de desechos; gestionando los riesgos ambientales y sociales derivados de sus operaciones de crédito e inversiones y desarrollando productos financieros verdes y proyectos sostenibles que contribuyan con la mitigación y adaptación al cambio climático, generando un triple impacto positivo entre el medioambiente, la sociedad y sus actividades económicas.

Lo anterior será viable, entonces, cuando las cooperativas fortalezcan sus sistemas de gestión ambiental institucional, se capaciten y fortalezcan sus capacidades internas y conformen alianzas, horizontales y verticales, locales e internacionales, con entidades del sector cooperativo o de otros sectores que compartan este interés de luchar contra el cambio climático.

 

Carlos Bejerano

Gerente de Finanzas y Negocios de COLAC

Lidera el Proyecto de Finanzas Sostenibles de COLAC, para la Economía Solidaria para América latina y el Caribe

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